Reflejos primitivos y Movimientos Rítmicos Naturales
Al nacer, el niño pasa de un estado muy protegido, a un mundo lleno de estímulos en el que tiene que satisfacer sus propias necesidades. Para sobrevivir, el niño viene equipado con una serie de reflejos primitivos, que le van a permitir responder al nuevo medio al que se enfrenta y son necesarios para la supervivencia del bebé en las primeras semanas de vida.
Si los reflejos primitivos se mantienen más allá de los 6-12 meses, se considera que impiden generar respuestas madurativas y son evidencia de inmadurez del SNC. Estos reflejos no integrados van a afectar distintas áreas del funcionamiento: coordinación motora gruesa y fina, percepción sensorial, cognición y expresión. Es decir, van a estar afectadas las bases principales del aprendizaje.
Varios de estos reflejos tienen una relación muy directa con el desarrollo de distintas habilidades visuales, como son los movimientos oculares, el sistema de enfoque, la visión binocular o la percepción visual.
A la vez que el niño realiza su desarrollo motor en los primeros meses de vida, y va integrando los reflejos primitivos, está también desarrollando estas habilidades visuales. El desarrollo motor, visomotor y social del niño se realiza de forma paralela.
Si el desarrollo motor no se realiza adecuadamente, se van a ver afectadas las habilidades visuales, cognitivas y comportamentales . Por ello es importante realizar la evaluación y tratamiento del desarrollo motor del niño, ya que va a constituir una base importante para el tratamiento de los problemas de atención y desarrollo.
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