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Detección Precoz de la Hipoacusia Leve

hipoacusia

Está bien documentado que la hipoacusia o un mal procesamiento auditivo, impide (en los primeros años de vida), el desarrollo normal del habla y del lenguaje, por ello es fundamental detectar cualquier alteración auditiva por mínima que sea, a una edad temprana, e introducir las ayudas o terapias oportunas en el momento óptimo para prevenir las secuelas del déficit auditivo; mejorando así la calidad de vida, el desarrollo y las oportunidades de los niños afectados.

Las hipoacusias leves-moderadas en niños pueden pasar fácilmente desapercibidas, ya que el niño va a oír muchos sonidos, de hecho, va a oír la mayoría de los sonidos del ambiente, y va a reaccionar con normalidad ante ellos. Así que va a ser difícil que el entorno familiar y escolar más cercano considere que hay un problema, pero la realidad es que va a tener comprometida la escucha de algunos de los sonidos de la conversación.

Representando todos estos sonidos en un gráfico que se denomina audiograma. El eje horizontal es un despliegue de la frecuencia partiendo desde los sonidos de frecuencia baja (sonidos graves), en el lado izquierdo a sonidos de frecuencia aguda en el lado derecho. La unidad de medidas de frecuencia es el Hertzio (Hz). Las frecuencias o tonos van desde 125 Hz hasta 8.000 Hz (que son las frecuencias más relevantes a la hora de escuchar los sonidos ambientales y del habla).

El eje vertical es un despliegue de la intensidad partiendo de una intensidad baja en la parte superior a una intensidad alta en la parte inferior del audiograma. La unidad de medida es el decibelio (dB). El sonido más bajo que un oído normal puede percibir es de 0 dB mientras que un avión a reacción alcanza unos 120 dB al despegar.

Si observamos atentamente un audiograma veremos que los fonemas de la conversación ocupan un área determinada entre las frecuencias de 500 y 4.000 Hz y una intensidad que oscila entre 20 y 60 dB. Esto quiere decir que estos son los umbrales necesarios para percibir el lenguaje hablado en condiciones normales, entendiendo que nuestra voz durante una conversación por lo general es emitida a una intensidad que oscila entre 50-70 dB, pero dándonos cuenta que hay fonemas que necesitan una intensidad menor para ser emitidos, y que suelen ser los fonemas más agudos.

Esta zona, tan importante, donde se distribuyen globalmente los fonemas de la conversación tiene forma de plátano o banana y es conocida como banana de la conversación (speech banana).

Las vocales son sonidos graves que necesitan mayor intensidad para su emisión que las consonantes. Las consonantes son sonidos de frecuencias agudas y que se emiten a muy baja intensidad.

En los niños con pérdidas moderadas entre 20 y 40 dB en las frecuencias agudas, el ambiente de ruido afecta a la inteligibilidad del sonido consonántico mucho más que a la inteligibilidad de las vocales. Esto sucede porque los sonidos más intensos de las bajas frecuencias tienden a enmascarar los menos intensos de los sonidos de las altas frecuencias de la conversación que son sonidos críticos para el reconocimiento y discriminación de la palabra hablada.

Sonidos como la s/z/f/t son distorsionados ya que son sonidos muy débiles y mucho más susceptibles a los efectos del ruido que las vocales. Además, estos sonidos consonánticos se distorsionan también con el ruido debido a que su energía de alta frecuencia es absorbida por las superficies de las paredes del aula.

Resumiendo, incluso en niños con pérdidas de 20-40 dB limitadas a las frecuencias agudas puede haber dificultades del entendimiento, del habla, especialmente en ambientes ruidosos afectándose más la inteligibilidad de las consonantes. También puede haber dificultad con la lectura.

En niños con pérdidas de hasta 50 dB, sobre todo en agudos en las frecuencias a partir de 1.000 Hz, a menudo no pueden oír terminaciones como “s” o “ed”. Esto da lugar a malos entendidos y mal uso de tiempos verbales, pluralización, mal uso del sujeto, del verbo y de los posesivos. Estos niños con pérdidas moderadas a menudo no pueden oír, incluso en silencio, sonidos como s/sh/f/t/k y por lo tanto no los incluyen en su discurso y el lenguaje puede ser difícil de entender.

Los niños con pérdidas moderadas de 40-60 dB podrán entender el habla coloquial cara a cara a menos de 1 metro de distancia del interlocutor, pero pueden perder hasta un 50% de la conversación más allá de esta distancia.

En general, estos niños con pérdidas auditivas de grado moderado alcanzan niveles escolares más bajos que sus compañeros con audición normal a menos que se dé una adecuada gestión de los apoyos educativos.


 

Problemas y Apoyos que vamos a pasar a analizar:

Es muy importante tener en cuenta que estos niños con hipoacusias moderadas también pueden tener problemas en la lectura. Se ha analizado en muchos trabajos el impacto de la hipoacusia neurosensorial moderada-severa en el desarrollo de las habilidades lectoras. Pero solo unos pocos han estudiado el desarrollo de las habilidades fonológicas en los niños con sorderas leve-moderadas.

La sordera pre-lingual moderada tiene la capacidad potencial de degradar la entrada (input) de la señal acústica que resulta inexacta y con una representación fonológica de baja calidad en el sistema léxico. Está muy bien establecida la relación entre este procesamiento fonológico y las habilidades lectoras en los niños de educación infantil. Es razonable esperar que los niños con sordera moderada tengan un bajo procesamiento auditivo, una empobrecida representación fonológica y disminuidas las habilidades del procesamiento fonológico.

El empobrecimiento de la estimulación auditiva y las dificultades de la percepción en las primeras edades del niño pueden tener un efecto terrible en el desarrollo de las habilidades de identificación fonológica en estos niños con diagnóstico de sordera moderada.

Si llegamos a entender bien las relaciones de la hipoacusia neurosensorial, las habilidades de procesamiento fonológico en los niños y la hipoacusia leve-moderada en los niños, podríamos llegar incluso a dilucidar el numero y grado de habilidades de este procesamiento que se ha disociado, e informar a los profesionales acerca de las necesidades de proveer un apoyo en este sentido a estos niños durante los estadíos de desarrollo emergente de la alfabetización (4-5 primeros años de vida). Rango de edad en el cual la mayoría de los niños con hipoacusia ya deberían estar identificados dado que es un importante periodo en el crecimiento de la adquisición del lenguaje y desarrollo lector de los niños.

Si la integridad de las representaciones fonológicas, está comprometida por el procesamiento del niño con hipoacusia moderada puede tener dificultad para cumplimentar las operaciones segmentales de la representación auditiva de algunas palabras. Un niño que no analiza correctamente los sonidos de las palabras puede juntar dos palabras, sin hacer pausas y no ser consciente de ello.

Para asegurar que la percepción del habla ocurra, las bases del conocimiento almacenado deben existir y estar intactas, una señal acústica contiene marcas estratégicas que debemos reconocer y que ayudan a la percepción del habla. En los principios de la adquisición del lenguaje, la información acústica es novedosa y la señal es analíticamente procesada de tal manera que los patrones del habla son estudiados, estructurados y almacenados; siendo cada palabra desmenuzada en sus sonidos individuales.

Al principio, las señales deben de ser diseccionadas para ser comprendidas y sentar unas buenas bases del aprendizaje. Una inadecuada percepción del habla puede ocurrir cuando se sufre una pérdida de audición, aunque sea leve, ya que entonces, alguna de las marcas que acompañan al habla y nos ayudan a su discernimiento, pueden ser atenuadas, filtradas o distorsionadas.

Además los niños con pérdida auditiva moderada pueden necesitar mayor esfuerzo para lograr la atención auditiva repercutiendo en que no se puedan concentrar en otras tareas semánticas y en el estrés del habla (ritmo, timbre). Si el niño tiene que analizar los fonemas se desconcentra de otras habilidades del sistema temporal, por todo ello estos niños requieren mayor nivel de atención que los niños de su edad y se cansan antes. No pudiendo continuar con el ritmo de la clase por tiempo prolongado, ya que para ellos supone una tarea muy ardua y mucha sobrecarga intelectual.


 

Un equipo interdisciplinar debería valorar individualmente cada caso

Todo esto tiene implicaciones clínicas. A pesar de que estos niños sean diagnosticados tempranamente, y se le den soluciones tempranamente, estos niños tienen altas probabilidades de fallar en las habilidades del procesamiento fonológico esperado para su edad, y tan necesario para adquirir habilidades lectoras. Con lo cual estos niños necesitarán entrenamiento personalizado con terapias explícitas para su déficit.

Por ejemplo, las habilidades de categorización de los sonidos antes de que empiecen a leer. Así, a medida que aprenden a leer se les debe enseñar la identificación de los fonemas como parte de la decodificación temprana de las palabras. Estas habilidades deberían de ser evaluadas con regularidad hasta que los niños alcancen la velocidad y precisión de la lectura según su nivel de competencia apropiado para su edad y grado escolar. La literatura de hoy en día está investigando varias estrategias y alternativas para este fin, tales como la visualización de los sonidos. Con ello se gana un acceso visual al sistema fonológico del lenguaje hablado, o la terapia de reeducación auditiva SENA.


 

No hay que negar el problema, sino valorar cuales serían
las consecuencias negativas de no poner ninguna solución

Por otra parte, los niños con hipoacusias leve- moderadas se pierden información sobre todo en ruido, y es en el aula donde los niños pasan la mayor parte de su tiempo recibiendo esta valiosa información para su futuro y aprendizaje posterior.

En el aula va a haber tres factores que limiten la capacidad de percepción, y son, el ruido, la reverberación y la distancia.

Fuentes de ruido serán el movimiento del profesor, los otros estudiantes, los muebles, el material como el aire acondicionado, ventiladores, ordenadores, luces de flúor, las actividades, el número de los niños en el aula y los materiales.

La reverberación es la prolongación del sonido que rebota en las superficies duras de una habitación pudiendo causar un efecto eco.

Y en relación a la distancia, hemos de tener en cuenta que cada metro que se aleje la fuente sonora del niño, la intensidad de la misma disminuye en 6 dB.

Estos tres factores, ruido, reverberación y distancia van a ser barreras acústicas que van a limitar la habilidad del estudiante para escuchar de manera efectiva en el entorno escolar, así pues, necesitaremos ayudas para superar estas barreras. En los casos de hipoacusias moderadas, estas ayudas van a consistir en el uso de Frecuencia Modulada (FM) en el aula.

Los objetivos de la adaptación de un sistema de FM son: garantizar que la voz del orador se presente en un nivel consistente de decibelios, superar el efecto del ruido de fondo entre ruidos que compiten y hablantes distantes, mejorar la escucha en aulas con mala acústica y reducir el esfuerzo de escucha maximizando el aprendizaje.

En cualquier caso, hay que valorar individualmente cada caso conjuntamente por todo el equipo constituido por otorrinolaringólogos, audiólogos, logopedas, profesores y padres y valorar cuidadosamente la ayuda oportuna que necesita cada niño y, en vez de negar el problema, valorar cuales serían las consecuencias negativas de no poner ninguna solución a estas hipoacusias leves-moderadas.

Terminar con este sencillo mensaje en relación con el diagnóstico temprano y la importancia de la audiometría subjetiva como “gold estandar”, Y de las pruebas objetivas (potenciales evocados de tronco y potenciales de estado estable). Ni que decir tiene la importancia del diagnóstico precoz de la hipoacusia leve- moderada previo a cualquier tratamiento. Con los programas de detección precoz de la hipoacusia se está adelantando la edad del diagnóstico de la misma. Es muy importante que el niño desde el primer año de vida, perciba los contrastes del habla y tenga acceso al imput de todas las frecuencias del habla. Pero este diagnóstico no siempre es tan fácil, a pesar de estos sistemas de detección. La utilidad de un sistema de detección de la hipoacusia depende de la habilidad para confirmar el tipo y grado de hipoacusia en la infancia. El screening puede ser relativamente sencillo, pero el diagnóstico audiológico a esta edad no. La hipoacusia profunda puede identificarse tempranamente, con mínimo retraso en la infancia, pero la hipoacusia moderada se confirma más tarde. Se precisan test audiológicos subjetivos y seguimiento muy estrecho por audiólogos y logopedas para confirmar afectación permanente en los casos de hipoacusia moderada detectada por screening.

En especial la hipoacusia moderada neurosensorial se asocia no solo con umbrales disminuidos de audición sino también, con distorsión de las señales del habla y con una entrada del lenguaje deteriorada lo que puede afectar al desarrollo de la representación fonológica de la palabra hablada y de otras habilidades del procesamiento fonológico.


 

En resumen

Los niños con hipoacusias leve-moderadas:

Fuente: FIAPA



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