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Cerebros TDA (I)

Cerebros TDA (I)

Estrategias neuro-educativas en la practica diaria.

El TDA es mucho más que un problema de atención, hiperactividad o impulsividad. Es un trastorno del sistema ejecutivo del cerebro, un sistema que es esencial para el buen funcionamiento en la escuela y en la mayor parte de situaciones cotidianas.             (Russell Barkley)

El TDA (trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad), consiste por tanto, en un Cambio o Alteración en el funcionamiento de la Atención, lo cual implica (por desgracia), una enorme etiqueta bajo la cual quedan encuadrados muchísimos niños.

Cuando preguntamos a padres de niños con TDA, o a docentes con alumnos a los que se les ha diagnosticado (o no), este trastorno, suelen utilizar frases como: “Se distrae con facilidad, no para de hablar, es desordenado, nunca acaba las tareas, olvida lo que tiene que hacer, obtiene malos resultados académicos, etc.”…Curiosamente, como un 30% mas de alumnos.

Estos mismos niños o adolescentes son capaces de estar concentrados durante periodos de tiempo prolongados jugando a su videojuego favorito y pueden desenvolverse de forma extraordinaria en tareas extraescolares muy alejadas de situaciones académicas de estrés continuo a las que están expuestos con frecuencia; y esto ocurre porque las dificultades cognitivas que persisten en el tiempo, las críticas o la sensación de que no resuelven las cosas como se espera, pueden provocar ansiedad y una autoestima negativa.

¿Podemos hacer algo al respecto?

Asumiendo una visión positiva y realista, seguro que sí, tanto en casa como en la escuela, como por parte de todos los profesionales que participamos en el Desarrollo de nuestros niños y adolescentes .

El cerebro en el TDAH

Sabemos que el TDA (con o sin Hiperactividad), se manifiesta con los síntomas descritos, pero tiene a la vez, una gran comorbilidad con otros trastornos o déficits de aprendizaje. No se ha determinado el origen con exactitud y tampoco existe un biomarcador que permita detectarlo, por lo cual, el diagnóstico será complejo… Lo suele realizar el médico a partir de entrevistas, cuestionarios, escalas de evaluación y exploraciones físicas (sensoriales), aunque siempre reiteramos que estas ultimas, suelen ser superficiales y tardías por lo que en muchas ocasiones distorsionan el diagnostico al no permitir descartar otras razones para esos síntomas.

Para su tratamiento se utilizan medicamentos psicoestimulantes (Concerta)… junto a terapias cognitivo-conductuales y sensoriales.

De los medicamentos solo diremos, que según nuestros datos, en la mayoría de los casos no se produjeron mejoras en los resultados escolares, por lo que pensamos que hay que descartar con anterioridad, cualquier interferencia sensorial (visual. auditiva, de lateralidad…), y si fuera necesario comenzar con las intervenciones sensoriales y cogitivo-comportamentales.

Lo que si hemos conseguido en los últimos años, con los estudios de neuroimágenes, es identificar algunas de las particularidades que caracterizan a los cerebros de los niños y adolescentes con TDA. Una investigación reciente (Hoogman et al., 2017) en la que han participado 1713 personas con TDA y una media de edad de 14 años, frente a 1529 integrantes del grupo de control, ha revelado que el tamaño del cerebro de las personas con TDA es menor, en concreto en regiones subcorticales, como el núcleo accumbens (recompensa), la amígdala (procesamiento emocional) o el hipocampo (memoria). Esto no significa que estos niños sean menos inteligentes, sino que los problemas que manifiestan están asociados a una estructura cerebral menos desarrollada en tamaño.

También se han identificado niveles más bajos de dopamina en algunas regiones del sistema de recompensa cerebral, como en el núcleo accumbens (Volkow et al, 2011), lo cual explicaría la mayor necesidad de estimulación que tienen los niños con TDAH.

A pesar de los estudios de neuroimagen, no hemos conseguido encontrar una causa única en la evaluación neuro-sensorial, y en la evaluación neuro-psicológica, identificadose un perfil muy heterogéneo de alteraciones cognitivas, asociadas a la memoria de trabajo, el control inhibitorio, la planificación o la detección y corrección de errores, indefinición de lateralidad, control de visión binocular y audición biaural, entre otras muchas. Hay que destacar los déficits motivacionales observados en estos niños, que les dificulta aplazar la recompensa, pero que no les impide ejecutar mejor tareas para las que se piensan mas capaces.

 

Existen pues evidencias sólidas que muestran que el TDA es una alteración del desarrollo de origen biológico y que las conductas observadas son el resultado de estas anomalías, aunque un entorno familiar desorganizado o un currículo escolar inadecuado pueden amplificar esas conductas.

La semana próxima, en la segunda parte de este post hablaremos del día a día frente al TDA, desde un punto de vista Neuro-Educativo.

#LoNatural_es_VerBien

Texto basado en el post de Jesus C. Guillem para Escuela de Cerebro